viernes, 7 de octubre de 2011

Tramoya


(Para Antonio Colinas)

Por el alto crepúsculo venían

las manos azuladas, bocas leves,

de tantos seres lánguidos, vencidos

por insano mandato de la lluvia.

Allí también estamos, niños tristes,

haciendo con los dedos nuevas sombras.

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